FUNDACIÓN MARÍA FORCADA

Inauguración 6 de febrero a las 19 h

Encuentro con los artistas viernes 20 de febrero a las 19 h

Del 6 de febrero al 1 de marzo de 2015

LO QUE VEIS ES PINTURA

JAN DÍEZ – JAVIER SUESKUN – JESÚS UKAR

Las apariencias engañan, y en arte más. No es culpa de los artistas. A menudo nos empeñamos en "ver rápidamente" desde la prepotente creencia de que somos capaces de abarcar con un golpe de vista una propuesta estética, un ofrecimiento intelectual, una idea que es siempre más rica de lo que queremos conceder. 

El arte siempre ha albergado un discreto anhelo de prescindir de lo real, pero está claro que no ha podido. Y es que lo real no es exactamente el realismo, esa fórmula acuñada en el XIX con una ambición manifiestamente vanguardista (a nadie escapa que en el término realismo el sufijo <> evidencia su categoría como movimiento artístico de nuestra época), y esto, siendo importante aún para distinguirlo de otros anteriores y de los que estarán por venir en el XX, lo es aún más para no volver a caer en el manido prejuicio tan popular del siglo pasado que enfrenta vanguardia y realismo. ¿Por qué entonces una y otra vez esa polémica que enfrenta realismo y vanguardia en el arte contemporáneo?.

Si en el crepúsculo de la pasada centuria el historiador y crítico de arte norteamericano, Hal Foster, nos hablaba del retorno de lo real inserto en la vanguardia de finales de siglo XX, René Magritte con su serieCeci n’est pas… que se extiende desde la primera Ceci n’est pas une pipe de 1928/29 a la última  Ceci n’est pas une ponme de 1964 aborda el desarrollo de una idea que el mismo denomina La traición de las imágenes. Se trata de una fascinación personal trabajada a lo largo de más de tres décadas y en cuyo examen se sintetiza un lúcido ejercicio crítico, central en la obra de este artista. Michel Foucault que, como sabemos, dedicó a este argumento un riguroso ensayo, ha mostrado la importancia del ejercicio magrittiano. El cuadro que se presenta tan desnudo como sacado de un manual de anatomía nos introduce inmediatamente en un apuro: lo que resulta obvio -la pintura de la pipa-, entra en contradicción con el texto: Ceci n’est pas une pipe.

Como Magritte dijo, «La famosa pipa. ¡Cómo la gente me reprochó por ello! Y sin embargo, ¿se podría rellenar? No, sólo es una representación, ¿no lo es? ¡Así que si hubiera escrito en el cuadro “Esto es una pipa”, habría estado mintiendo!» (citado en Harry Torczyner, Magritte: Ideas and Images, p. 71). Y es que el famoso pintor prefería hablar de <> más que de <>. El cuadro no es una pipa, sino una imagen de una pipa. Pero si sólo estamos ante mera apariencia, ¿cómo desvelar el enigma que supone el arte y cómo desvelar el misterio que contiene?.

Hoy, afortunadamente, encontramos la más absoluta ampliación de lo considerado como artísticamente tematizable. Todo, hasta lo más aparentemente trivial y elemental, es válido. Y de ahí, se ha llegado a la errónea conclusión de que si todo es digno de ser pintado, lo único verdaderamente importante es la forma. Esto es un reflejo de la consciencia contemporánea que ha asumido que resulta humanamente imposible abarcar la realidad como un absoluto, ni física, ni psicológicamente, ya que la realidad es percibida como equívoca.

Pero la vanguardia, en cualquiera de sus acepciones, no es un estilo… Es una actitud. Y finalmente debemos entender que la pintura debe ser poesía, y que la poesía debe evocar el misterio, lo oculto, lo secreto. Y el arte traduce las impresiones de los artistas acerca de lo que son las costumbres, las ideas y el aspecto de la época.

Hegel en su Introducción a la Estética nos advierte de que  “…el hombre también está comprometido con las relaciones prácticas en el mundo exterior, y de estas relaciones nace igualmente la necesidad de transformar este mundo, como a sí mismo, en la medida en que forma parte de él, imprimiéndole su sello personal”.

¿De qué forma el hombre imprime esa huella en la realidad exterior? El artista no ve qué tipo de huellas deja a su paso; simplemente avanza con ese impulso que impide al hombre conformarse con lo que hay y sigue en pos de lo que aún no ha sido descubierto (un mundo mejor al que contribuye con su trabajo y su mirada). Ésta es su realidad, ésta es su fuerza, su naturaleza dinámica. Y eso es lo que encontrarán con la máxima calidad, sinceridad y honestidad en la pintura de JAN DÍEZ, JAVIER SUESKUN y JESÚS UKAR que contribuyen con pleno derecho y libremente a ese <> del realismo que recorre el arte contemporáneo.

F. Javier Briongos Ibáñez 

Historiador, comisario y crítico de arte

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